Crear una cultura de Interioridad que nos lleve a dar sentido a nuestras vidas y comprometernos con el mundo que nos ha tocado vivir es nuestra propuesta y de ahí nuestro proyecto de Interioridad desde Infantil hasta Secundaria, partiendo del Proyecto Marco Pastoral que contempla los siguientes objetivos:
- Ayudar a conocerse y reconocerse, a que se hagan cargo de su realidad, de lo que viven, lo que sienten y a que le pongan nombre a todo ello.
- Enseñar a expresar los propios sentimientos, vivencias, deseos y tomar conciencia que es en el día a día donde es posible tener amigos, amar, perdonar, superarse, equivocarse y en todo hacer experiencia de Dios.
- Suscitar interrogantes y generar el deseo de hacerse preguntas de sentido, acompañarlos en la búsqueda y en el hallazgo de respuestas convincentes.
- Provocar experiencias de apertura a los otros como compañeros de camino, implicándose y comprometiéndose a fondo en las relaciones interpersonales.
- Invitar a descubrir la alteridad como forma de trascendencia personal y social.
- Despertar la sensibilidad y el gusto por lo bello, lo bueno y lo verdadero.
- Generar espacios donde puedan descubrir, gozar y practicar el silencio y la contemplación.
El objetivo del proyecto de interioridad es capacitarnos para crear lazos, promover que seamos seres compasivos, posibilitar un contacto personal más sano que nos estimule a conocer nuestras manifestaciones físicas internas y externas, reconocer el lenguaje no verbal personal y de los demás, acercarnos a lo que nos emociona, desarrollar la escucha activa, la reflexión consciente. En definitiva aprender a ser en la vida. Esto nos llevará a tomar decisiones inteligentes y sentirnos dentro de un TODO.
Proyecto de Interioridad
Nuestro día a día es ir adaptándonos a la realidad que vivimos buscando el encuentro con nosotros mismos, con los demás a través de de los valores vividos por Joaquina, durante casi 200 años.
PROYECTO DE INTERIORIDAD
“Los seres humanos somos, por naturaleza, sociales y en esencia, sino trabajamos el interior de cada uno, corremos el riesgo de impedir un autentico encuentro con nuestros semejantes” (M. Gijón Casares 2004:24).
